Trabajo en equipo: ¿cuál es la base bíblica?
En cada congregación desarrollamos el servicio al Señor a través de voluntarios que aman darlo todo. En esta nota compartiremos la base bíblica para el trabajo en equipo de cada ministerio.
Así como las distintas partes del cuerpo humano se necesitan unas a otras para realizar mejor su trabajo, el Cuerpo de Cristo necesita funcionar de manera interdependiente, como un equipo (Romanos 12: 4-8; 1 Corintios 12: 12-27). Dios diseñó la Iglesia de tal manera que «crece y se edifica en el amor, ya que cada parte hace su obra», tal como lo refleja Efesios 4:16).
Índice de contenido
Siguiendo el diseño de Dios, podrás:
- lograr más que si se trabaja solo en términos de cantidad y calidad
- tener diferentes perspectivas traídas ayudan a ver más claramente
- brindar un sentido de responsabilidad a cada persona que participe en el equipo
- afirmarse y animarse mutuamente en su caminar con Dios
Muchos líderes, debido a su personalidad y antecedentes, pueden querer hacerlo solos. Otros son más independientes o perfeccionistas que se sienten amenazados por la gente que quieren hacer las cosas de una manera diferente a la que cumple con tus estándares. Independientemente de su inclinación, cada uno de ellos deben recordar que Dios diseñó la iglesia para operar de esta manera: en equipo.
Ahora es tiempo de pensar: ¿Cómo puedes alinearte mejor con el diseño de Dios sin perder las singularidades que Él construyó en ti?
12 aprendizajes de Jesús y el trabajo en equipo
Principios bíblicos para guiar el trabajo en equipo:
- Evalúa y utiliza las fortalezas/dones únicas que cada miembro aporta al equipo y aprovéchalo con sabiduría: pueden ser personalidad, dones espirituales, experiencia, capacitación previa, etc). No se trata de perdernos a nosotros y ser todos iguales. Lee: 1 Corintios 12; Efesios 4:16
- Acepta las diferencias de opinión como un activo valioso porque no es algo negativo para tu equipo. A medida que trabajes a través de las diferencias, obtendrás un mayor potencial para llegar a lo que es mejor para todos. Lee: Filipenses 2: 1-4
- Asume actitudes de servicio. No se trata de que una persona ascienda a la cima y controle, el trabajo en equipo en la iglesia no es una jerarquía en acción. Lee: Filipenses 2: 5-8
- Reconoce a Dios en todo lo que haces. Invita a todo el equipo a orar y adorar juntos para que juntos confíen en Dios como dirección en todo lo que hacen. No es buena opción depender de uno mismo. Lee: Proverbios 3: 6-7
- Trabaja con el plan y los propósitos a los que crees que Dios te ha puesto en tu rol de liderazgo y suma a ellos a todos integrantes del equipo. Alinea a todos en Dios sobre la conformidad de participar y hacer, porque crecer juntos y enfocados en Él será el mayor impedimento para llegar a luchas internas o permitir que el ego se interponga en el camino. Lee: Isaías 48:17
Cuando sigues estos principios, construyes:
- camaradería centrada en el Señor, no en lo que tienen en común
- comunicación basada en la honestidad
- colaboración destinada a encontrar lo mejor
La confianza se construye
Pablo confiaba en que Timoteo lo representaría en la iglesia de Filipos. Pablo sabía que Timoteo sería fiel para cuidar de la iglesia y llevarle noticias a Pablo. En Filipenses 2: 19-20 (NVI), Pablo escribió: “Espero en el Señor Jesús enviarles pronto a Timoteo, para que yo también sea animado cuando reciba noticias sobre ustedes. No tengo a nadie como él, que se preocupe genuinamente por tu bienestar».
¿Qué genera ese tipo de confianza?
- Consistencia. La confianza es mutua, de unos con los otros.. Cuanto más tiempo pasen juntos los voluntarios y líderes más confianza desarrollarán.
- Lealtad. Creo que la lealtad es fundamental. Es un compromiso apoyarse y defenderse. La lealtad genera confianza.
Bonus track: algunos consejos más para el mejor equipo
Douglas MacGregor, en su libro «El lado humano de la empresa» detalla algunos consejos para formar un equipo altamente efectivo.
- Un buen equipo es cómodo, relajado e informal en su ambiente.
- Todos participan en las discusiones.
- La tarea está bien definida y aceptada por los miembros del equipo.
- Los miembros realmente se escuchan unos a otros.
- En un buen equipo, las sugerencias críticas se realizan sin ataques personales.
- Los miembros son libres de expresar sus sentimientos y no solo sus ideas.
- Todo está a la vista, sin agendas ocultas.
- Se hacen y aceptan asignaciones claras.
- El liderazgo cambia según las circunstancias.
Sigamos construyendo una iglesia fuerte con equipos que trasciendan y puedan fortalecer a la congregación para alcanzar su máximo potencial. Será fundamental contar con voluntarios y líderes que den lo mejor de sí fundamentados en la Palabra de Dios.
¿Sumarías algún versículo que acompañe el crecimiento de los equipos de servicio?