5 consejos para crear una comunidad online en la iglesia
¿Qué hay después de las redes sociales? Una comunidad. Veamos aquí 5 consejos para crear una comunidad online en la iglesia.
El ámbito digital presenta múltiples escenarios según el alcance, disposición y perseverancia de quienes desean ampliar su mensaje y alcanzar nuevos públicos… y la Iglesia cristiana evangélica no está ajena a esto.
En cada plataforma encontramos distintos modelos de consumo, y es por eso que aquí quiero compartir varias ideas y herramientas que nos ayudarán a dar un buen uso a las redes sociales y plataformas digitales a fin de crear una comunidad ágil, activa y efectiva en la iglesia.
Índice de contenido
1. Reconocer habilidades, fortalezas y recursos
Esto nos ayudará a plantar un piso de acción concreto para avanzar hoy mismo en la creación de la comunidad. Aquí es donde hay que abrir el juego a los talentos de quienes integran la congregación. Debemos hacer una convocatoria abierta y enfocada en la comunicación digital que provocará que muchos quieran sumarse y participar.
Una vez que reconozcamos los talentos de cada persona, necesitamos distribuir tareas y plantear objetivos reales y de corto plazo: por ejemplo armar los equipos para la transmisión en vivo, diseño de gráficas, gestión de redes sociales, etc. En esta etapa es muy necesario tener éxitos chicos, pequeños logros que incentiven a todos los voluntarios.
2. Determinar acciones y temáticas a comunicar
Es necesario escribir y desarrollar temáticas a comunicar, por ejemplo: reuniones de oración online, discipulado, actividades para niños, reuniones generales, actividades evangelísticas, contribuciones, etc. Esto ayudará a tener líneas de acción para cada uno de los voluntarios y ordenará las ideas creativas. Lo ideal siempre será pensar una agenda que pueda trabajarse con 7 a 10 días de anticipación, para evitar contratiempos.
En este punto los pastores/líderes deben tomar tiempo para contar la visión de cada objetivo de tal forma que quién tenga que diseñar, editar o crear textos pueda contar con todo el detalle necesario. Algo importante: tener reuniones periódicas de seguimiento, de esta forma podremos ser más efectivos en cada proceso de la comunicación, de la creación hasta la publicación de los contenidos.
3. Planificar en función de la comunidad
La esencia de la comunidad es la participación. Es necesario crear una planificación dinámica que genere empatía y ganas de participar por parte de toda la congregación. Es por eso que todo esto requiere de planificación: por ejemplo, se puede pedir a distintas personas de la iglesia que escriban un devocional corto para publicar cada día de la semana en las redes sociales de la iglesia o que las maestras de escuela bíblica puedan grabar un video con una clase de la Biblia para los niños y distribuirlo por WhatsApp.
En esta tarea es fundamental detectar la necesidad, generar el recurso y compartirlo por la red social o plataforma correcta. No sirve hacer para publicar en todos lados, se requiere planificación.
Como decíamos, la comunidad se genera con participación, por lo que debemos estar atentos a la devolución que recibamos por parte de nuestros seguidores/fans/amigos para que desde allí podamos entablar conversaciones, tomar ideas y generar la mayor empatía posible a fin de que se genere un ciclo que se alimente entre lo que aporta la iglesia y lo que devuelven los integrantes de esa misma comunidad evangélica.
4. Crear interacción, contenido y reuniones en vivo
La comunidad necesita que la iglesia esté activa los 7 días de la semana, para esto se requiere, no solo pensar en publicaciones que tengan que ver con la difusión de días y horarios de reunión, sino también de preguntas, juegos, contenidos para distintas edades, recursos que apelen a la emoción, que permitan desarrollar la creatividad y los dones.
De esta forma crearemos una agenda de publicaciones nutrida, diversa y que contemple a todos los integrantes de esa comunidad, invitando a dejar comentarios, a responder consignas y contar historias o testimonios.
Luego de generar tanta cercanía y aportar contenidos de valor para que las personas se afirmen en las redes sociales de la iglesia, sí, ahí podemos empezar a trabajar la/s reunión/es en vivo del fin de semana, porque la comunidad se sentirá parte, querrá estar, participar e interactuar con el pastor que estará ahí para leerlos y orar por ellos. Crear comunidad es participación y tendrá un fruto concreto, que es el aprovechamiento total de las reuniones en vivo.
5. Establecer etapas de evaluación
Como en todo proyecto, debemos establecer etapas para evaluar cómo crece y evoluciona la comunidad, ya que sin datos no podremos reconocer qué mejoras hace falta establecer ni que proyección de crecimiento podremos tener en el tiempo. Cada comunidad puede medirse de distintas maneras, pero todas necesitan contemplar información cuantitativa y cualitativa, porque datos fríos sin emociones no reflejarán jamás el precioso sentimiento de saberse parte.
Las comunidades online de una iglesia cristiana evangélica necesitan potenciarse en si misma y en otras, porque todas las iglesias pertenecen a un Reino inconmovible y con multiplicidad de capacidades y dones, por eso es fascinante el cruzar información con ministerios amigos, compartiendo experiencias y desafíos, porque no estamos solos cumpliendo la Gran Comisión, nuestras comunidades deben fortalecerse con amor, empatía y visión. ¡No dejemos de caminar juntos y en comunidad!